Cuando nos referimos al fracaso de una empresa tras un periodo de tiempo en el mercado, lo usual es que acudamos a lugares comunes a la hora de encontrar justificaciones; cuestiones como la competencia, la mala gestión, las dificultades del entorno, son elementos que siempre aparecen en estos casos. En cualquier caso debemos saber que antes incluso de emprender se establecen muy a menudo una serie de errores que, de no corregirse, pueden ser perfectamente la semilla del fracaso futuro.
Vamos a repasar algunos de estos errores previos incluso al lanzamiento de la idea convertida en empresa.
Este es un error más habitual de lo que podemos llegar a suponer. A la hora de tratar de convertir una idea del negocio las necesidades de revisar nuestra formación son amplias, y por tanto se debe estar dispuesto a adquirir o mejorar el nivel formativo en aspectos en los que incluso tal vez no hayamos prestado atención previamente.
Solemos mostrarlos muy atraídos por los casos de éxito y, de hecho, solemos utilizarlos como ejemplo para justificar nuestros propios progresos en el lanzamiento de la empresa. Sin embargo el emprendedor olvida que puede resultar tan útil o incluso más analizar la experiencia ajena desde el punto de vista del fracaso. Llegar a comprender el mayor medida posible los errores cometidos por otros puede ser una buena vía para no llevar a cometer los nosotros.
Da igual el sector en el que nos vayamos a desempeñar, es absolutamente necesaria la presencia de un estudio de mercado fuerte que nos permita realmente detectar si hay destino para nuestro producto o servicios. Se suele confiar demasiado, sobre todo en las micro empresas, en el olfato empresarial del emprendedor; error de bulto.
Prácticamente desde el momento mismo de la concepción de la empresa el emprendedor va a necesitar, cada vez en mayor medida, ayuda para su proyecto. Es evidente que el eje central del crecimiento de la idea será siempre el propio emprendedor, pero, un error de bulto suele ser también tratar de asumir todos los roles, todas las tareas y todas las responsabilidades.
Comenzar en fase temprana a detectar en qué se debe centrar la persona y en qué debe comenzar a delegar es un muy buen síntoma de gestión futura, lo contrario es, efectivamente lo contrario.
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