Han pasado más de seis meses, medio año, que se dice pronto, desde mi última entrada aquí. O mis limitaciones son mayores de lo que creo o ser emprendedor (o empresario, que no es lo mismo pero algo tiene que ver) en este país es poco menos que una misión imposible. En los nueve meses que han transcurrido de 2007 no he hecho otra cosa más que trabajar para mi empresa. Le he dedicado todo mi tiempo laboral, sustanciosamente dilatado, y buena parte del tiempo de ocio (que hubiera sido de ocio, debería escribir).
En una entrada previa Raúl cita un comentario según el cual no es emprendedor quien no lo es “desde que se levanta hasta que se acuesta”. Bien, así visto debo ser un emprendedor prototipo, porque así está siendo mi vida este año.
Pero me rebelo contra este guión, que perpetúa uno de los estereotipos del modelo social que nos ha tocado sufrir: el empresario que vive para su empresa, que carece de tiempo libre, que no ve a su familia, que es un “tiburón”… Estoy seguro de que buena parte de la pésima imagen que tenemos los empresarios en este país se debe a unas cuantas malas prácticas. Lo jodido, si se me permite la expresión, es que, para quien monta una pequeña empresa, ése parece ser el único camino. Echar más horas que tiene el día que convierten la actividad empresarial en una labor titánica.
Tras esta declaración de intenciones, retomo mi actividad en Estartap, y espero mantener una mínima regularidad. Por supuesto, no dejaré la pregunta del título sin respuesta: basta con cambiar la “o” por una “y”.
Perdona que incluya una referencia a un post mío, pero es que a algunos casi, literalmente, les ha ido la vida en ello.
http://leoborj.wordpress.com/2007/03/03/emprender-en-espana-es-de-infarto/