Una gestión deficiente puede llevar al traste cualquier empresa. Hacer frente a los pagos a tiempo, contar con los recursos necesarios para que el equipo trabaje o decidir quién aporta valor a la compañía y quién no, es algo necesario al cien por cien.
Por ello, todos los empresarios deben aprender una serie de buenas prácticas que impulsen a su empresa a gestionar equipos, crear valor al cliente o comprender las decisiones financieras que afectan a las empresas. Así, la gestión empresarial puede concentrarse en cuatro grandes bloques:
1 – Entender lo que supone emprender:
A la hora de comenzar un negocio es importante hacerlo bien desde el principio. Por ello, es fundamental disponer de una información detallada sobre toda la documentación que se necesita, todas las tasas a las que hay que hacer frente, así como asumir lo que supone realmente emprender que poco tiene que ver con el “soy mi propio jefe y me organizo como quiero” con el que fantasean muchas personas.
Un emprendedor es un trabajador a tiempo completo sobre el que, en el caso de las pequeñas empresas, recae el 100% de la responsabilidad del éxito o fracaso de la compañía.
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2 – La importancia del Marketing en los negocios:
El marketing es cada vez más importante en las compañías. Innovar, ser original en la forma en la que nos presentamos, o encontrar la forma en la que llegar a los clientes es primordial en un mercado cada vez más competitivo. Por eso, es necesario contar con alguien en el equipo que pueda encargarse de esa función, aunque sea un externo, o una persona que realice acciones puntuales para la compañía.
3 – Las cuentas siempre claras:
En una empresa las cuentas son fundamentales. Conocer al detalle el dinero que entra y el que sale es primordial para valorar la rentabilidad y evolución de una empresa. Si la parte financiera está descuidada ninguno de los demás aspectos servirá de nada.
Una empresa con deudas o sin un plan para afrontarlas difícilmente podrá mantenerse en el tiempo. Son las cuentas las que permiten, por ejemplo, adquirir material o contratar empleados y siempre habrá que ser consecuentes con ellas por mucho que confíe en otros factores.
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4 – La gestión de equipos:
A la hora de dirigir un negocio es muy importante aprender a delegar. Rodearse de un equipo de confianza en el que poder descargar trabajo resulta fundamental. El error de muchas pequeñas empresas reside en que los propietarios están más ocupados en trabajar como uno más de la plantilla que en dirigir la empresa.
De este modo, si se está enfocado en sacar adelante las tareas cotidianas se descuida si los demás están realmente trabajando o cuáles son los problemas reales que afectan a la empresa. Cada persona tiene su lugar y si alguien no es válido en él, lo mejor es sustituirlo, no hacer su trabajo.
Motivar al equipo, dar instrucciones claras sobre lo que se espera de ellos y de su trabajo son aspectos que todo buen líder debe tener en cuenta.
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Fuente de las imágenes: wwno.org / www.huffingtonpost.com