Seidenbaum lo dice claramente: «Una de las cosas que más nos costó afrontar, es de la que menos me arrepiento, la de constituirnos como empresa. […] Ahora, recomiendo que todo el que tenga una mÃnima vocación empresarial, constituya una sociedad.»
Constituir una sociedad puede parecer algo complicado. Sin embargo, es algo que hay que plantearse a poca actividad que se desarrolle. Entre sus ventajas, quizás la más importante sea la limitación de responsabilidad del empresario al patrimonio aportado a la sociedad. Es la forma más segura de separar la actividad profesional de la personal, evitando el riesgo para el patrimonio individual o el compartido con el cónyuge.
Obviamente, requiere unos trámites (no muchos más que funcionar como empresario autónomo), tiene unos costes (600-800 euros por término medio) y una aportación inicial de capital. Además, exige cumplir determinadas formalidades respecto a llevanza de cuentas, etc.
En definitiva, se trata de una decisión a valorar. Seidenbaum, a partir de su experiencia, lo tiene claro.
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Nunca lo habia visto desde ese punto de vista, muchisimas gracias!