Hace unos días, Lucas se hacía eco de una entrada en el blog de Guy Kawasaky en el que éste reflexionaba sobre la importancia (o mejor dicho, de la irrelevancia) de tener un plan de negocio para los emprendedores. Todo a raiz de un estudio sobre las iniciativas emprendedoras de los alumnos del Babson College durante 18 años, que constató la ausencia de evidencias empíricas (sobre el desarrollo real de los negocios emprendidos) de que tener un plan de negocio formal fuese mejor que no tenerlo.
Al margen del resultado del estudio, tiendo a estar de acuerdo con el posicionamiento de Kawasaky. No se trata de lanzarse a la piscina a lo loco. Como él dice, no hay que sacar la errónea conclusión de que análisis, planificación, visión y comunicación (todas ellas vinculadas al business plan) sean cosas innecesarias, porque lo son. Ahora bien, lo que no hay que hacer es volvese locos con el plan de negocios, ni dedicarle semanas sin término a elaborarlo, ni llenar cientos de folios con él, ni pretender detallarlo hasta la extenuación ni afinar los números hasta el último céntimo. Porque todos esos esfuerzos son irrelevantes – al final la realidad es la encargada de ponernos en nuestro sitio.
Al final, no hay que olvidar que el business plan es una herramienta. Potente y útil, sí. Pero sólo una herramienta, no un fin en sí mismo.
Con la cantidad de ideas que tengo y cuánto tiempo me falta…
Bueno, tengo ganas de abrir el celofán de la revista Emprendedores que me compré hace un par de semanas para echar un vistazo al DVD de planes de negocio, aunque mis expectativas son bajas.
Nosotros también comentamos el estudio.
Y las conclusiones las mismas: planificación sÃ, pero redactarlo es perder el tiempo.
Si lo haces a priori todo son castillos, y a posteriori andas metido en el dÃa a dÃa. De momento sólo redactamos los que hemos de presentar para recibir subvenciones.