Cuando una persona crea una empresa lo hace con el objetivo de obtener algún tipo de rendimiento económico a través de un producto o un servicio. En el caso del primero, determinar cuál será su precio final es relativamente sencillo, ya que existen una serie de gastos productivos realmente claros. No ocurre lo mismo cuando se presta un servicio, ya que en realidad se está vendiendo una serie de conocimientos y habilidades, así como el tiempo del emprendedor.
Un sistema rápido y sencillo para determinar cuánto cobrar por los servicios lo más sencillo es calcular cuáles son sus costes totales y añadirle después el margen de beneficios que desea obtener. En este sentido el primer paso consiste en determinar el número de días y horas reales que trabajará. Y es que hay que establecer un mínimo de días en los que no se trabajará. Descontando fines de semana, festivos y vacaciones, la media de laborales se encuentra en torno a 211 días. En una jornada clásica de ocho horas sumaría un total de 1.688 horas, aunque hay que tener en cuenta que no todas ellas serán facturables. De hecho, hay una serie de horas que deberá dedicar a tareas administrativas y que no reportarán ningún tipo de ingreso real. En principio no sería descabellado pensar que un cuarto de ese tiempo no se podrá facturar, lo que deja un total de 1.266 horas al año facturables.
Una vez aclarado este concepto es posible empezar a determinar realmente cuál será el precio que cobrar por los servicios. Para eso hay que determinar los cuánto cuesta cada hora sumando los costes fijos y los variables. Los primeros hacen referencia a gastos como el alquiler del local, sueldo, seguridad social, luz, teléfono, internet, equipos de trabajo, seguros… mientras que los segundos se componen de la compra de material , gastos financieros, pagos a proveedores subcontratados y otro tipo de imprevistos.
La suma del fijo y el variable se divide entre el número de horas facturables y así se obtiene la tarifa que como mínimo deberá cobrarse. A partir de ese momento ya depende del margen de beneficios que se quiera obtener. Para ser atractivo lo mejor es estudiar el mercado y la competencia, además de tener en cuenta que al principio puede que sea recomendable empezar con tarifas asequibles.